NOHO ORA MAI



Carlos:

La luna llena nos acogió cuando llegamos y nos despide ahora que se nos escurren los minutos entre los dedos. Me recuerda muchos momentos, perdidos en lugares remotos, en playas inaccesibles o en la cumbre de alguna montaña olvidada. Me recuerda el calor del fuego, el barro, el sabor de comida deshidratada y del agua de lluvia . Recuerdo el agotamiento de los primeros momentos y la energía y la confianza que generan los hábitos. Recuerdo lo que está escrito y lo que no.

Mucho va a quedar de este viaje. Muchas imágenes grabadas a fuego, muchas emociones. La sangre en la nieve, las infinitas carreteras de Nueva Zelanda. La soledad y la buena compañía. El hambre, la sed y la satisfacción de haberse ganado una comida, de por fin haber encontrado un sitio donde dejarse caer y dormir.

Cuánta y qué buena gente nos ha ayudado en el camino. No existen las palabras para expresar el amor y agradecimiento que siento por ellos. No habría habido ningún viaje sin un "GRACIAS" en mayúsculas. Muchas gracias a todos, especialmente al mejor y más sabio pescador del mundo y a la bibliotecaria con la sonrisa más bonita de todo el Pacífico.

Gracias a todos los que nos habéis apoyado desde el principio y, como no, a todos los que nos habéis leido. Espero que lo hayáis disfrutado, porque también es para vosotros.

Éste, nuestro blog, ha resulado ser en ocasiones nuestra única forma de comunicación con el exterior. Y he de decir que no siempre hemos querido invertir el esfuerzo que ha supuesto hacerlo... pero una vez hecho, sin duda ha merecido la pena enteramente. No siempre ha sido fácil hacerlo, sino todo lo contrario, pero a cambio nos ha permitido conocer multitud de bibliotecas que de otra manera habrían pasado desapercibidas.

El viaje... no hay palabras... El tiempo se ha dilatado tanto que parece que llevo toda la vida aquí. Tengo la sensación de haber crecido en los últimos meses más de lo que lo he hecho en los últimos años. Literal y figurádamente, porque también nos vamos con unos cuantos kilitos de más.

Por último, muchas gracias Miguel, por estar ahí. Has sido el mejor de los compañeros de viaje, sin ti tampoco habría sido posible.

A todos a los que voy a ver pronto, os mando un último abrazo desde las antípodas.

¡Gracias!



Miguel:

Llegamos al final del viaje. Se acaba el capitulo y se cierra una etapa. Me despido de Nueva Zelanda, Aotearoa, Tierra de la Larga Nube Blanca, de Te Wai Pounamu y de Te Ika a Maui, de su gente, de su flora y su fauna, de sus montañas y volcanes, de sus ríos y playas de jade, de sus bosques y glaciares, de la Cruz del Sur y de un Sol que abrasa sin tregua, de los Cuatro Vientos que rigen un clima impredecible y de todo lo que rodea ésta isla del Pacífico. Me despido de todos ellos pero me llevo conmigo un mundo de emociones, sensaciones y vivencias que van más allá de lo esperado. Vuelvo al punto del que partí pero ya no soy el mismo, los viajes te transforman para bien y éste ha calado bien hondo. Planeo mi regreso con una sonrisa de medio lado y con ganas de afrontar un nuevo reto, de abrazar a los que me quieren y quiero.

Vuelvo a casa más fuerte, más feliz y más sano, con la sensación de haberme conocido un poquito mejor a través de los ojos de lo nuevo y lo extraño. Crece en mi interior un sentimiento enorme de agradecimiento al Viaje, a la Aventura y a todo lo vivido en éstos nueve meses, al blog que tanto esfuerzo y tiempo ha costado pero que ha funcionado como catalizador de emociones y que es en sí mismo espejo del viaje y recuerdo inolvidable. Especialmente quiero darle las gracias a Laura y a Tracy por haberme hecho sentir como uno más de la familia sin pedir nada a cambio y de una forma totalmente desinteresada y a Carlos por ser el mejor compañero de viaje posible. A toda la gente que hemos conocido, con la que hemos compartido y que nos ha ayudado, ¡Gracias!


“A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco.”.
Michel De Montaigne

“Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia”.
Francis Bacon

“Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de inteligencia”.
Enrique jardiel

“Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía”.
Antoine de Saint-exupéry


“Todo pesa, todo es un lastre para el camino. Para el camino del viajero y el de la vida hay que ir ligero de equipaje.”
Fernando Sánchez

“El que viaja crece.”
M.S.S.


Encuentros en el Agua (ojos que te miran)

Del 1 al 3 de Noviembre

Los nervios suelen desembocar reacciones en cadena. Un ronquido a pulmón abierto de Carlos acciona un manotazo reflejo de Miguel que a su vez hace saltar a Manuel de la cama y encender la luz vociferando ¡Se me ha acabado la batería del despertador! Obteniendo como respuesta un grito de terror de Julieta al que Carlos responde con un ¡¿Qué hora es?!, ¡¿Qué hora es?! Que a su vez acciona un botón en la espalda de Miguel que le hace saltar como un resorte de la cama y levantarse en ángulo recto de la misma forma en la que Drácula surge de su ataúd, ¡¿Quéeeee?! ¡Yo he puesto dos alarmas!...Son las 03:00am y aunque el despertador no sonará hasta dentro de dos horas no hay quién duerma tranquilo, nos espera un gran día.

¿Crees que es mi talla? Es que me aprieta un poco y no me puedo ni tocar la punta de los pies... ¡Pues anda que Yo me parezco a los malos del Inspector Gadget!. (mientras tanto por el rabillo del ojo veo pasar a Julieta envuelta en un neopreno tamaño foca bebe y con cara de desorientada preocupación). No hay quien se acostumbre a este horario Amish, ¡Ni las vacas están despiertas!.

Café en mano, envueltos en goma negra y sentados ante una pantalla atendemos a un video explicativo sobre riesgos y maniobras de prevención. La imagen es de lo más pintoresca.

Un minibús nos lleva al puerto, nos subimos a un barco que todavía sigue en tierra y mientras nos vamos mentalizando para la aventura un sol púrpura se asoma en el horizonte marino. Los nervios a flor de piel, la excitación es máxima, en breves minutos estaremos en el agua.

Por cierto, por si no lo he dicho todavía, hoy nos vamos a nadar con delfines...

Sentados en la popa del barco esperamos como los perros de Pavlov al bocinazo de salida. Bajo nuestras aletas montañas marinas de 2600m que contrastan con un cañón de más de 3000m de profundidad, el desnivel es de dimensiones desproporcionadas. Las aguas están habitadas por de orcas, ballenas, tiburones, calamares gigantes y demás criaturas abisales. Nosotros vamos en busca de los Dusky Dolphins´s, famosos por sus piruetas, acrobacias y curiosidad extrema.

Suena la campana y nos lanzamos al agua. Apenas tocamos el agua y unas sombras se cruzan en nuestro camino y nos rodean haciendo círculos concéntricos. De la excitación nos ponemos a gritar por los tubos de respiración (por lo visto les atraen los sonidos), parecemos un grupo de locos chapoteando en mitad del océano.

¡Estamos rodeados por delfines! ¡Delfines!, ¡Delfines!

Nadamos en círculos y nos zambullimos cantando bajo el agua. Tenemos a los delfines a menos de un palmo siguiendo atentamente nuestros movimientos y buscando contacto visual, ¡Te miran a los ojos! Creo que jamás he sentido una emoción igual a ésta, jamás he experimentado una sensación tan humana reflejada en los ojos de otro animal. Nada se puede comparar a la mirada de un delfín.

La emoción es tan grande que te dan ganas de llorar y reír al mismo tiempo, cantar a grito pelao y guardar silencio perceptivo. Tragas agua pero sigues bebiendo, el mar está congelado pero no tienes frío, la visibilidad es casi nula pero no tienes miedo, ¡Estás nadando con delfines!

Suena a tópico pero hay cosas que no se pueden explicar con palabras.

Una hora más tarde y tras cuatro encuentros consecutivos con varios grupos de delfines (unos sesenta en total), nos encontramos ahora sí, temblando de frío mientras nos quitamos los trajes de neopreno pero con una energía que se nos sale del cuerpo.

Ya con un chocolate caliente en las manos y con una colonia de albatros rondando nuestras galletas de jengibre vamos a visitar una guardería de delfines. Son del tamaño de una pelota de rugby y las madres tienen que empujar a las crías a la superficie para que respiren, son tan pequeñas que todavía no saben ni nadar.

Volvemos a puerto con una sonrisa de oreja a oreja, son casi las 10:00am así que ducha y en busca del tercer desayuno hobbit. ¿Qué desayunamos chicos?, ¿Café?, ¿Cereales?,¿Fruta?... ¡Yo digo que desayunemos Koura!.

Se aprueba la moción y ponemos rumbo a Cays Crays, donde encuentras la langosta de roca más rica, fresca y barata de todo Nueva Zelanda. La mujer de la caravana nos reconoce nada más llegar, ¿Vosotros sois los españoles verdad? (Solo hemos estado tres veces en nueve meses pero debe ser que le causamos buena impresión). La mujer levanta la bandeja y elegimos desayuno. Nos comenta que es el mejor momento del año para comprar Koura porque el caparazón no está muy duro, pesa menos y por lo tanto el precio es menor. Nuestras Kouras no llegan al kilo pero son enormes, por lo visto han llegado a pescar unas de más 3´5kg y dicen que de un abrazo te rodean la espalda, pero que son tan majestuosas que las devuelven al agua.

Una vez terminado nuestro manjar ponemos rumbo a Kekerengu donde sirven la segunda mejor tarta de zanahoria de toda la Isla Sur (una vez probada la de Laura ya no hay rival...). La media hora en coche merece la pena, ¡Qué rica!.

Volvemos a Kaikoura visitamos la colonia de focas pero la marea está subiendo y una foca enorme se cruza en nuestro camino imposibilitándonos el paso, mejor dar media vuelta. Notificamos en el DOC que nos hemos encontrado una foca muerta entre las rocas (siempre agradecen que notifiquemos cualquier incidencia) y de paso preguntamos por una guardería de focas que sabemos de su existencia pero que desconocemos su emplazamiento.

Volvemos a la carretera de la costa y aparcamos el coche en una curva. Caminamos diez minutos río arriba y llegamos a una catarata. Un grupo de focas bebe nada despreocupadamente en un santuario de agua dulce. Se acercan a curiosear y jugamos con ellas como si fueran perritos, una de ellas le enseña como hace el pino a Julieta y se pone a demostrar sus habilidades circenses durante más de veinte minutos. ¡Menudo broche final para el día!

Exhaustos por el ajetreo emocional ponemos rumbo de vuelta casa mientras el sol se esconde entre las montañas cediendo su lugar a una luna llena que se anuncia reluciente como un tubo de neón. Esa misma noche nos fuimos todos a la cama con una emoción que nos hacía cómplices de un encuentro alienígena, de un recuerdo inolvidable, de una emoción compartida. Esa misma noche nos fuimos todos a la cama bajo la atenta mirada del delfín.

Fotos: Encuentros 1-24, Focas 1-4, Cays Crays, Garza, Julieta haciendo amigos, Garza2, Kaikoura.

Una Noche de Peleas

Del 28 al 31 de Octubre

Actualizar el blog nos mantuvo acupados unos días mientras maquinábamos y preparábamos la siguiente salida de Chrischurch. Lo cierto es que el tiempo en la isla es cada vez más escaso y no queremos dejar de comprimir nuestra agenda y hacer valer nuestro tiempo. Así que éstos días nos hemos mantenido bastante ocupados terminando de encajar las piezas del puzle, despidiéndonos de gente, visitando museos, asistiendo a conciertos, saliendo de noche y preparando el broche final.

Aconsejados por Tracy visitamos el museo de Canterbury. Se construyó como un pequeño museo provincial en 1867 junto al jardín botánico, un edificio muy antiguo para los baremos neozelandeses. Desde entonces ha ido creciendo en reconocimiento, prestigio y tamaño.

Se trata de un museo un tanto peculiar, casi una casa de curiosidades, muy "kiwiana" (típico neozelandés). Por ejemplo, tienen una reproducción de una casa que está en Bluff que fue decorada enteramente con conchas de paua por una pareja de jubilados. También es digna de mención la motocicleta de oro que le hicieron George Wenn y Ray Bokelman a Ivan Mauger (natural de Christchuch) tras ganar tres títulos mundiales consecutivos. No deja de ser curioso que en la sección del museo que trata sobre los maoríes ningún objeto tenga fecha, como si les diera vergüenza admitir que todos aquellos objetos en exhibición en verdad no son tan antiguos. Además apenas hacen mención de los pobladores anteriores a los maoríes, como si les costara admitir que los había. Cuando llegamos a la sección infantil del museo nos sorprendió encontrar encontrar escenas más cercanas a una pesadilla que a otra cosa... tarántulas saliendo de un vaso, hormigas gigantescas escondiéndose bajo unos calzoncillos, una cama cubierta de monstuosos insectos...vaya... Bueno, en cualquier caso, los indiscutibles protagonistas del museo son los Moas, aquellas aves terrestres de colosales dimensiones que poblaban Nueva Zelanda hasta hace apenas 500 años.

Llegó el fin de semana y comenzaron las despedidas. La noche del viernes salimos por Lyttelton, un pequeño pueblo cercano a Christchurch, primer asentamiento de la zona. Fuimos al Monster Bar, un bar decorado con incontables cuadros de monstruos pintados por un artista chileno. Vino mucha gente a despedirnos, incluidos Eve y Troy a los que se lo agradecemos especialmente.

Por la mañana aprovechamos para visitar el mercado del Arts Centre, siempre agradable con su música en directo y sus cidados pueistecillos. Saludamos a Roberto, el más famoso y mejor churrero de Nueva Zelanda, y nos comimos unas mini pizzas hechas por el más italiano de los islandeses...

El sábado fue el concierto de los Black Seeds. Una de esas noches para recordar, muy divertida, acompañada de buena música y de buena gente, Manuel y Julieta, con los que disfrutamos enormemente de nuestro último sábado en éstas remotas tierras del Pacífico. Nosotros lo pasábamos en grande mientras a nuestro alrededor se desataba una tormenta. Una lluvia de golpes, puñetazos y patadas... Fue una noche de peleas entre anglosajones, que no saben cómo comportarse una vez que se toman un par de copas. En apenas un par de horas asistimos a cuatro peleas en las que se vieron involucradas un montón de personas. No es de extrañar que los servicios de seguridad de los bares sean tan exhaustivos.

Hasta aquí llegó la emoción de éstos días mientras ultimábamos los preparativos para una de las experiencias más intensas que hemos vivido en los últimos meses.

Ésta semana recomendamos un par de películas, de esas que si tenéis un rato para verlas van a merecer la pena, seguro. A quién le guste Muddy Waters, Howling Wolf, Chuck Berry o Etta James le va a encantar "Cadillac Records". Por otro lado, recomendamos una película entéramente diferente, "UP", que seguramente os va a encantar.

Fotos: Luna, Kaikoura, Los 3 Amigos, Buzz y Carol, Surf 1-6(Tracy,Buzz y Miguel:

Reptiles al sol y un poco de Jazz

Del 23 al 27 de Octubre

Los planes están para cambiarlos. Parece que no queda más remedio que despedirse de la montaña y dejar que las heridas se recuperen y el cuerpo descanse, al menos durante un par de semanas...

Nos tomamos un día de descanso en Te Anau. Pasamos la mañana paseando por el lago, visitando a los Takahes, Kakas, Kias y demás pájaros autóctonos y dedicamos la tarde a leer y descansar. Todo un día de auténtico relax, para variar...

Tirados al sol cual lagartos vemos como Chiki corre en nuestra dirección desde el otro lado de la calle, “¡Chicos tenéis que ver esto!”; levantamos la cabeza de nuestros libros con una pasividad reptiliana para ver como en lontananza el cielo se parte y aparece un hongo nuclear. La lengua se nos cae al suelo como la alfombra roja de los Oscar mientras seguimos la nube gris con nuestros ojos de camaleón. ¡¿Qué está pasando?!

Salimos corriendo hacia el punto más alto del pueblo, el skatepark. Desde allí comprobamos atónitos que la nube aumenta exponencialmente y poco a poco se va acercando en nuestra dirección. Por lo visto alguien ha provocado intencionalmente un incendio a las afueras del pueblo y parece que se le ha ido un poquito de las manos. Esperamos media hora pero como la cosa no tiene pinta de que vaya a más nos volvemos al hostal con las ganas de un poquito de acción ahogadas en un vaso de agua.


Al día siguiente ponemos rumbo a Queenstown bajo un sol abrasador. Cuando llegamos nuestra sorpresa no puede ser más grande, ¡Acaba de comenzar el Festival de Jazz de Queenstown! Las calles se inundan de acordes y la gente disfruta de la música al aire libre y en menos de dos minutos ya estamos disfrutando de la juerga (algunos a la pata coja...). La mayoría de los conciertos son gratuitos, en la calle o en bares y sin parar desde las dos de la tarde hasta las dos de la mañana. Nos vimos unos diez conciertos y acabamos en una jam de Samba- Funk bailando como locos. Al día siguiente la rodilla le pasó a Miguel una factura más larga que la lista de la compra, pero mereció la pena...

Después de desayunar ponemos rumbo por enésima vez a Wanaka, hay antojo de Cookies y peli. Merece la pena pegarse el viaje de hora y media solo para disfrutar de la mejores galletas recién hechas de toda la Isla Sur en uno de los cines más peculiares que jamás he pisado.

Ya de vuelta en casa de Laura y Tracy compartimos risas y anécdotas alrededor de una chimenea, unas tazas de té y dos rodillas inflamadas, coincidencias de la vida ya que Bäz, uno de los compañeros de piso se ha fastidiado la rodilla en una carrera. Aprovechando la coyuntura me voy con él a la ACC (Accident Compensation Cover) y hago que un fisioterapeuta me examine la rodilla y me de un masajito por la cara y a costa de los impuestos kiwis, hay que echarle un poquito de morro cuando la salud está en juego...

La buena noticia es que no me he fastidiado los meniscos y que solo me he rasgado un tendón que sale de la rotula. Las rodillas de los Santolaya tienen fama de ser duras como cabezas de Elefante, así que nada de monte y un poquito de descanso durante una semanita.

Habrá que ocupar los días con alguna actividad interesante...

Fotos:Miguel y Julieta, Primavera en los Fiordos 1-2, Con los recién llegados 1-2, Hongo Nuclear 1-2, Lago Te Anau 1-2.